"¿Por qué te abates, alma mía? ¿Por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios, porque he de alabarle, Él es mi ayuda y mi Dios" (Salmos 42:5)
En el ejercicio de la fe, algunos aparentes fracasos son experiencias a la madurez espiritual. Lo importante es seguir perseverando y nunca desmayar.
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