miércoles, 3 de octubre de 2012

La mentalidad de víctima...


Algunas personas son conocidas por los problemas que tienen o por los infortunios que les sucedieron. Las vueltas que la vida nos da son inevitables. Hay cosas que no podemos controlar, e intentar encontrar una razón o alguien a quien culpar por nuestras miserias es sólo pérdida de tiempo. 
Una mejor alternativa es decidir no ser la víctima.
Infelizmente, la mayoría de las personas que sufren duros golpes en la vida acaban asumiendo una postura de por-que-yo/pobrecita-de-mi. Ellas se sienten con derecho a pena y tratamiento especial de todos a su alrededor, sólo porque fueron víctimas de cosas malas. No me interprete mal. Yo no estoy diciendo que no debemos mostrar compasión o ser especialmente atentos con las personas que sufren. Lo que digo es que si las personas usan su sufrimiento como una muleta (lo que es tan fácil hacer), entonces estos sentimientos se tornarán una artimaña para ellas.
Cuando usted decide no ser una víctima, usted toma su vida y su destino en sus propias manos. Usted determina utilizar todos los recursos posibles a fin de luchar en vez de lamentar.
Dios es uno de esos recursos. Él dijo:
"Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados." ( Isaías 57:15 )
Si usted no ha percibido, Él está hablando de usted. Él está prometiendo estar en la compañía de personas que están caídas y sin fuerzas. Pero Él no viene para llorar con ellas. Antes, está allí para levantarlas y reanimarlas a seguir adelante. Eso es una promesa.
Y lo que usted debe hacer cuando hay una promesa de Dios para su situación es cobrar de Él su cumplimiento. Reconozca su posición privilegiada para recibir aquella promesa. No desperdicie ese derecho.
No sea una víctima. Use todos los recursos para reaccionar. No se olvide que Dios es su mayor recurso — pero usted tiene que pedirle ayuda, pues no es automática. 
Sus mayores tragedias pueden tornarse sus mayores oportunidades si usted se niega a ser vencido por ellas.

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